Por ello es necesario que las organizaciones se pongan en acción haciéndose preguntas relevantes: ¿Cuál es el valor (cumplimiento de objetivos estratégicos, por ejemplo) que se desea proteger? ¿Qué podría amenazar este valor? ¿Con qué frecuencia? ¿Qué consecuencias podrían ocurrir? ¿Cuánto daño se puede recibir?.